sábado, 10 de marzo de 2012

TEORÍA DE LAS VENTANAS ROTAS

El comportamiento humano es curioso. ¿Verdad? Seguro que en algún momento habremos tenido esta sensación, por no decir certeza. Curioso, variado, contradictorio…son muchos los calificativos que podemos encontrar que vayan como un guante a los comportamientos de las personas, bien como individuos, bien como grupo social.

De todo lo que vemos a nuestro alrededor, aprendemos. Otra cosa es que ese aprendizaje lo empleemos en nuestro beneficio o en el del grupo en el que vivamos, en esa búsqueda infinita de la felicidad.

Y para muestra de esos comportamientos sociales curiosos, del que creo debemos aprender y aplicar lo aprendido, os pongo el siguiente ejemplo: “La teoría de las ventanas rotas”.

Esta teoría intenta explicar el deterioro progresivo de las cosas (desde un juguete o una bicicleta hasta una casa) o de lugares o entornos, hasta las situaciones vitales que rodean a una persona en un momento dado a través de su actitud ante un hecho concreto que actúa como detonante de un comportamiento.

En 1969, en la Universidad de Stanford (EEUU), el Prof. Philip Zimbardo realizó un singular experimento de psicología social. Dejó dos vehículos idénticos (misma marca, modelo y color) abandonados en la calle de dos barrios de dos ciudades distintas de EE.UU. Uno lo dejó en el Bronx (Nueva Cork), en aquellos años zona de manifiesta conflictividad social y economía deprimida, y el otro en Palo Alto (California), una zona de alto poder adquisitivo y nivel social elevado. Dos coches idénticos, dos barrios con poblaciones muy diferentes. Y gran curiosidad por ver y estudiar qué sucedía.

Lo que sucedió: en pocas horas, el vehículo abandonado en el Bronx perdió las ruedas, los espejos, los faros, la batería, el motor, la radio, los asientos, los parachoques…Todo lo aprovechable desapareció, y lo que no pudo ser quitado y robado, fue destrozado. El vandalismo se cebó en el coche. En cambio, el coche abandonado en Palo Alto no sufrió daño alguno. Una semana después, los investigadores decidieron romper uno de los cristales de una de las puertas…y, poco después, el vehículo se vio sometido al mismo vandalismo que su gemelo del Bronx.

Es común atribuir a la pobreza las causas del delito. Atribución en la que coinciden las posiciones ideológicas más conservadoras y extremistas, independientemente del signo de su ideología. Sin embargo, ¿por qué el vidrio roto en el vehículo abandonado en un vecindario supuestamente seguro fue capaz de desencadenar todo un proceso delictivo como el del Bronx? ¿Es la pobreza el factor clave?

Los investigadores vieron que ese “factor” es algo que tiene que ver con la psicología, con el comportamiento humano y con las relaciones sociales.

Un cristal roto en un coche abandonado transmite la sensación de deterioro, desinterés y despreocupación que contribuye a destruir los códigos de convivencia y las reglas o  normas de comportamiento estable aceptadas, potenciando la idea de que todo vale “nada. Cada nuevo ataque que sufría el coche reafirmaba y multiplicaba esa idea. Se inicia una espiral agresiva, con actos violentos cada vez de mayor envergadura y daño que pueden llegar a ser incontenibles e incontrolables, desembocando en una violencia desmedida e irracional.

En experimentos posteriores (James Q. Wilson y George Kelling) desarrollaron la 'teoría de las ventanas rotas', que desde un punto de vista criminológico concluye que el delito es mayor en las zonas donde el descuido, la suciedad, el desorden y el maltrato son mayores.

Seguramente no nos sorprende comprobar que si se rompe un cristal de una ventana de una casa y nadie lo arregla, es fácil que pronto acaben rotos todos los demás, y antes o después, alguien fuerce y rompa también la puerta...Si una comunidad exhibe signos de deterioro se crean las condiciones favorables para que surja y prospere el delito. Si se cometen esas “pequeñas faltas“ como estacionar en lugar prohibido, exceder el límite de velocidad, no respetar un ceda el paso, saltarse un semáforo en rojo o un stop, y no son sancionadas, comenzarán a producirse faltas mayores seguidas de delitos cada vez más graves.


Si los parques y otros espacios públicos o zonas verdes entran en un proceso de abandono, deterioro y degradación progresiva y nadie hace nada al respecto, serán abandonados por la mayoría de las personas que los usaban, que se alejarán de ellos al identificarlos con zonas insalubres, de peligro y delincuencia, favoreciendo que sean ocupados progresivamente por delincuentes y agresores. Ante el descuido, el deterioro y el desorden crecen muchos males sociales que degeneran el entorno y el ambiente hasta su destrucción.

Estas situaciones, sin ir más lejos, se pueden dar en nuestro propio entorno doméstico: si una familia permite que en su casa perduren algunos desperfectos (falta de pintura, paredes en mal estado, falta de limpieza e higiene…), malos hábitos alimenticios (alcohol, dietas manifiestamente desequilibradas…), alteración de la comunicación y la convivencia (insultos, gritos, falta de respeto entre los miembros de la familia, maltrato…), etc, poco a poco esa familia caerá en un deterioro de las relaciones interpersonales de sus miembros, que se exportará fácilmente del ámbito familiar y comenzará a crearse un clima de malas relaciones con los grupos de personas más cercanos y su entorno social en general.
Un actitud pasiva y conformista, o de rechazo y abandono de las normas de convivencia, solidaridad, respeto, educación y tolerancia, con quiebra de los valores que las inspiran favorecen situaciones de extorsión, abuso, mentiras, corrupción y desinhibición ante los derechos y libertades de los demás, en una filosofía del “TODO VALE” y “CONMIGO NO VA”, que potencia la desintegración de la convivencia del grupo familiar o la colectividad en armonía y embrutece al individuo, que ve en la violencia verbal y física la herramienta ideal para alcanzar sus fines y en el débil su oportunidad para aplicarla. El valor y el coraje para el bien se cambian por un falso valor y falso coraje para el mal.

Y todo puede empezar por una simple ”ventana rota"”…

ARRÉGLALA

LA ÍNTIMA SATISFACCIÓNPERSONAL HARÁ EL RESTO 

Fuente de la información e imágenes:


http://es.wikipedia.org/wiki/Teor%C3%ADa_de_las_ventanas_rotas

4 comentarios:

  1. Estoy muy de acuerdo con este artículo. No sólo lo de las ventanas rotas, que no había oído hablar de él, sino también lo de las familias. Hoy en día no hace falta ver unas ventanas rotas o algo deteriorado para que creamos que todo nos pertenece. Los vándalos harán vandalismo, pero las personas que nos creemos "políticamenente correctas" también podemos hacer uso de cosas que no son para nosotros y por ser del estado, ayuntamiento, etc hacemos un uso indevido, aprendiendo así nuestros hijos de nuestros hechos. Muy acertado que lo comentes.

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    1. Muchas gracias, te agradezco el comentario que has hecho a mi post.Estoy totalmente de acuerdo contigo y deberiamos tener más consideración con nuestro entorno, porque es de todos y hay que cuidarlo. Un saludo.

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  2. Vaya post, colega!!
    Me ha parecido genial. Está muy bien. Es verdad lo que pones, lo vemos casi a diario en la calle, y no se libran ni los barrios mejores.
    Cuando se observan y se analizan los comportamimentos de la gente se encuentran explicaciones que pueden ayudar a evitar problemas mayores. Me ha gustado mucho el artículo.

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    1. Muchas gracias, me alegro que te haya gustado mi post. Estoy de acuerdo contigo,y como he dicho, el comportamiento humano es curioso, nunca imaginas que algunas personas terminen haciendo ciertas cosas. Un saludo :)

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